El proyecto introduce la habilitación formal de la educación en el hogar, la posibilidad de que cada escuela diseñe su propio plan de estudios, y un esquema de financiamiento con mayor peso para las familias. También declara a la educación básica como “servicio esencial”, lo que obliga a garantizar la continuidad escolar incluso frente a medidas de fuerza. Según el texto, la libertad educativa y el rol preferente de la familia pasan a ser los pilares del sistema, mientras que el Estado asume una función “subsidiaria”.
Uno de los puntos más novedosos es la apertura a modalidades alternativas: home schooling sin edad mínima, educación híbrida y ofertas a distancia, con acreditación mediante exámenes periódicos. El borrador también habilita a las provincias a incorporar enseñanza religiosa confesional en escuelas públicas, de manera optativa y fuera del horario escolar, e introduce la figura de los planes de estudio propios, creados por cada institución dentro de su autonomía.

La reforma propone, además, un cambio de fondo en el financiamiento: elimina la meta histórica del 6% del PBI y establece que los fondos podrán asignarse tanto a instituciones estatales y privadas como directamente a las familias mediante becas o vales educativos. Sostiene que la inversión debe ser monitoreada por un sistema federal y que las escuelas deberán ser evaluadas con mayor frecuencia, con publicación de resultados desagregados por institución.
El borrador mantiene la gratuidad de la educación obligatoria y los contenidos mínimos comunes, aunque reduce el piso horario anual y amplía el margen para que cada escuela defina su propio calendario. También prevé evaluaciones nacionales anuales, incorpora un consejo escolar de padres en la gestión institucional y establece que la estabilidad docente estará vinculada al desempeño y la formación continua.
Aunque desde el Gobierno remarcan que se trata de un texto preliminar, la propuesta configura la mayor reforma educativa en dos décadas y abre una discusión de alto impacto político, académico y social. El debate recién comienza.