La Administración de Parques Nacionales informó que el 25 de octubre se registró la última señal del sistema de monitoreo satelital de Acaí. Días después, su collar fue hallado sumergido en el río Bermejo, en circunstancias que evidencian una intervención humana intencional. Desde entonces, no se ha vuelto a tener rastro de ella.

Este hecho no solo representa una tragedia para la conservación del yaguareté, sino que también expone una realidad dolorosa: en nuestro país, el mayor felino de América sigue desprotegido. A pesar de los esfuerzos de conservación, los programas de reintroducción y el trabajo incansable. Estos esfuerzos no son suficientes si la ley no acompaña con firmeza y sanciona con severidad a quienes atentan contra la vida silvestre.
La desaparición y posible muerte de Acaí deja al descubierto la vulnerabilidad del yaguareté en Argentina, una especie en peligro crítico de extinción, víctima de la caza furtiva, la pérdida de hábitat y la falta de control efectivo. Sin una legislación que brinde verdadera protección y castigo ejemplar a los responsables, cada individuo liberado corre el riesgo de convertirse en otra víctima de la impunidad.

Acaí no es solo un nombre. Es el símbolo de una lucha por la vida, por la libertad y por el futuro de una especie que está desapareciendo ante nuestra indiferencia. Esto es un llamado urgente a la acción y a la justicia. Ningún Yaguareté debe morir por causa del abandono y la falta de protección real. Basta de tratar con tibieza estos hechos que solo extingue al Yaguareté. La supervivencia del yaguarete está en peligro porque no se actúe con firmeza ante estos hechos. Es urgente poner sobre la mesa la modificación de la ley de fauna.