El Gobierno de Vladimir Putin convocó al embajador argentino en Moscú, Enrique Ignacio Ferrer Vieyra, en el marco del firme rechazo de Rusia a las acusaciones de espionaje realizadas la semana pasada por la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, quien señaló una presunta intromisión de agentes rusos en el país, expresando además su expectativa de recibir de Argentina “una explicación detallada” acerca de lo que considera “inaceptables declaraciones”.
El Ministerio de Exteriores de Rusia, a través de un comunicado informó al embajador argentino que la parte rusa “rechaza firmemente las acusaciones, por considerarlas infundadas y carentes de pruebas”. Moscú transmitió su profundo malestar por los dichos de la funcionaria del gabinete de Javier Milei, asegurando que estas declaraciones “no contribuyen al mantenimiento de las relaciones amistosas y constructivas entre ambos países”.

La controversia se encendió cuando la ministra Bullrich afirmó, en declaraciones a un medio, que detrás de la filtración de audios atribuidos a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y al exdirector de la Agencia de Discapacidad, Diego Spagnuolo, existía la intromisión de agentes rusos y venezolanos. Incluso, la ministra presentó una denuncia penal apuntando directamente al espionaje ruso y citando nombres de ciudadanos de esa nacionalidad.
La propia embajada rusa en Buenos Aires fue la primera en desmentir públicamente estas versiones, calificando la postura de Bullrich como “irracional y destructiva” y enfatizando que “no se aportaron pruebas” que respalden tales acusaciones. Además, la Cancillería rusa recordó la vigencia de un Tratado de Asistencia Legal Recíproca en materia penal firmado con Argentina, que establece mecanismos específicos de cooperación judicial.