El virus de la gripe aviar es altamente contagiosa y mortal, que se ha extendido por todo el mundo en los últimos años y que ha obligado a distintos países a establecer medidas preventivas, ya que no afecta únicamente a las aves. Según un estudio de los investigadores argentinos Pablo Plaza y Sergio A. Lambertucci, del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación del INIBIOMA (Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente), entre marzo de 2024 y julio de 2025 se registró un aumento de casi el 50 % en el número de especies mamíferas afectadas por la influenza aviar, por lo que habrían pasado a ser 74.
El microbiólogo español José Antonio López explicó que el virus ya no se transmite solamente entre aves o de aves a mamíferos, sino también entre mamíferos: “Ya se ha visto en lobos marinos, en zorros, en mustélidos y esporádicamente ha pasado de estos animales a humanos”. Así, el mundo vive una “epidemia sin precedentes entre las aves silvestres, domésticas pero también cada vez con mayor incidencia en otras clases zoológicas”.

Elefantes marinos en la isla Lagoon, cerca de Ryder Bay, isla Adelaida.
En algunas especies, la incidencia del virus ha generado una merma significativa de los ejemplares, por lo que preocupa su conservación. Un grupo de científico del British Antarctic Survey (BAS) ha documentado una disminución del 47 % de las hembras reproductoras de elefantes marinos del sur entre 2022 y 2024 en la isla de Georgia del Sur.
Esta remota isla subantártica cuenta con la mayor población de esta especie y representa la mitad del total de los ejemplares en edad reproductiva que hay en todo el mundo. El doctor Connor Bamford, ecólogo especializado en focas y uno de los autores principales del estudio publicado en la revista Communications Biology. aseguró que: “En años normales, podríamos observar variaciones de entre el 3 y el 7 % interanuales, pero la ausencia de casi la mitad de la población reproductora no tiene precedentes. Esto representa aproximadamente 53.000 hembras desaparecidas en toda la población del sur de Georgia”.
La dispersión de la gripe aviar incluida la Antártida
El elefante marino del sur está catalogado como de preocupación menor por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), puesto que hace dos décadas se estimaba que había unos 700.000 ejemplares en todo el mundo. Sin embargo, este descenso súbito podría tener implicaciones graves en su conservación.

Imagen de la expedición científica en la Antártida del CSIC y UNESPA
Estas regiones plantea desafíos inéditos para la conservación: muchas especies de aves antárticas ya se encuentran bajo presión por la pérdida de hábitat o el aumento de temperaturas. La llegada de un patógeno tan letal añade un riesgo adicional que podría afectar no solo a poblaciones locales, sino a la dinámica ecológica de todo el ecosistema. Entre las especies más vulnerables se encuentra el pinguino emperador, clasificado como casi amenazado por la IUCN debido al cambio climático y la pérdida del hielo marino que le sirve como hábitat.
Los expertos alertan de que este patrón de expansión subraya la necesidad de un monitoreo global constante, no solo de aves de corral o silvestres en territorios habitados, sino también de fauna en áreas remotas. La gripe aviar, lejos de ser un problema local, se perfila como un fenómeno de alcance planetario, capaz de afectar desde granjas españolas hasta las colonias más alejadas de la Antártida, con consecuencias que podrían sentirse durante décadas.