Los activistas en favor de Palestina toman las calles de Madrid e impiden el fin de la Vuelta a España

Los incidentes provocados por algunos manifestantes obligaron a la organización a suspender la última etapa a 43 kilómetros para la meta. Nunca ocurrió, y el remate fue esta caótica etapa en y por Madrid que finalizó con violencia, cargas policiales y sin ceremonia. Y que ha provocado una nueva tormenta política en el ya agitado ambiente nacional.

Todo comenzó con el rechazo a la participación en la prueba del equipo Israel-Premier Tech, que hasta el último día se ha mantenido en la carrera a pesar de las presiones a la organización, y al propio equipo, para que se retirara.

Una parte de los manifestantes consiguió impedir que la etapa final de la Vuelta a España terminara en la línea de meta en Cibeles. No era el propósito de otros miles de personas que con banderas palestinas pretendían mostrar su rechazo a la masacre que el Gobierno de Israel está perpetrando en Gaza.

Durante las horas previas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había mostrado durante un mitin en Málaga su respeto y admiración por los manifestantes que protestaban contra la situación en Gaza. “España brilla como ejemplo y con orgullo. Da un paso al frente en la defensa de los derechos humanos. Nos ponemos de acuerdo en una causa justa, como son los derechos humanos. ¡Viva el pueblo español!”, afirmaba Sánchez.

Desde la oposición, y tras los incidentes que culminaron en la cancelación de la prueba, tanto su líder, Alberto Núñez Feijóo, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el propio alcalde, José Luis Martínez Almeida, cargaron contra Sánchez y lo responsabilizaron de lo ocurrido en la capital.