“Han sido y siguen siendo días muy fuertes”, expresó el sacerdote argentino Gabriel Romanelli tras el bombardeo que sacudió la parroquia católica en la Franja de Gaza. La voz de Romanelli, marcada por la fatiga y la conmoción, es un testimonio directo de la violencia que atraviesa a la comunidad cristiana en uno de los escenarios más devastados del conflicto en Medio Oriente.

El sacerdote, perteneciente al Instituto del Verbo Encarnado, relató en un mensaje dirigido a sus “queridos hermanos” los momentos de terror y las secuelas que dejó el ataque, que costó la vida a tres personas y dejó a otras quince heridas, entre ellas él mismo.

El impacto emocional y físico del ataque se suma a la sensación de vulnerabilidad que atraviesa a la comunidad cristiana en Gaza. Romanelli reconoció que, pese a las recomendaciones de permanecer bajo techo debido a los bombardeos, la metralla logró penetrar incluso los espacios considerados seguros. “Nosotros estábamos abajo del techo y de hecho la esquirla entró por el costado. Y si me hubiese quedado incluso donde tenía la entrevista en mi oficina, no obstante que esa ventana tenía doble vidrio que la pusieron hace varios años atrás, también fue perforada e incluso entró una esquirla por ahí”, relató. “Dios sabe lo que hubiese pasado. Pero digo, gracias a Dios no fue más grande el daño”, añadió.
Llamado del Vaticano
En medio de la tragedia, el papa León XIV intentó comunicarse con Romanelli para transmitirle su cercanía. “Nos ha llamado el Santo Padre. Me ha llamado. Pero yo no tenía línea porque justo había ido a buscar al patriarca al punto donde teníamos que recibirlo aquí. Pero bueno, gracias a Dios pudo hablar con nuestro provincial, el padre Carlos Ferrero y con nuestro Joseph, nuestro vicario, que le dijo su bochorno. Santo Padre. Así que estaba muy. Fueron palabras de consuelo también. Nos aseguró su cercanía que sabemos que la tenemos”, relató el sacerdote, evidenciando el apoyo espiritual recibido desde el Vaticano.
Fuente: Infobae