En esta esquina de Resistencia, un pozo sin tapa se ha convertido en una trampa mortal que lleva al menos tres años causando estragos. Bautizado por los vecinos como “la esquina del Desparramo”, este cráter se ha tragado motos, autos y bicicletas, dejando a su paso solo daños y frustración.

A pesar de los intentos de los residentes por improvisar señales con ruedas y tablas de madera, el peligro persiste. La situación se agrava con el robo constante de tapas de bocas de tormenta, que luego son vendidas en chatarrerías. Los vecinos denuncian la complicidad en la compraventa de estos elementos, que claramente llevan inscripciones del Estado.
Mientras las caídas se multiplican, los habitantes del barrio exigen a las autoridades una solución definitiva: la reposición de las tapas y una reparación real antes de que la próxima caída se convierta en una tragedia irreparable.
Fuente: Noticiero 9