Los dos motores clave de la economía argentina, que se concentran en la construcción y la industria manufacturera, mostraron un freno en julio, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Ciencia (Indec). Después de varios meses de altibajos, ambos sectores cerraron el mes con retrocesos en sus indicadores desestacionalizados, en un escenario atravesado por la caída del consumo, el menor nivel de inversión y la incertidumbre política y económica.

En el caso de la construcción, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) registró una baja de 1,8% frente a junio y un retroceso de 1,2% en la tendencia-ciclo. La comparación interanual, sin embargo, dejó un saldo positivo de 1,4%, y una acumulación en los primeros siete meses del año de un crecimiento de 9,2%.

La industria, en cambio, reflejó señales más preocupantes. El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) mostró en julio una caída mensual de 2,3% en la serie desestacionalizada y de 0,9% en la tendencia-ciclo. En términos interanuales, la actividad bajó 1,1%, el primer descenso desde noviembre pasado. Pese a ello, el balance acumulado de enero a julio sigue en terreno positivo, con un aumento de 5,8% respecto del mismo período de 2024.
El retroceso industrial se sintió especialmente en nueve de las dieciséis ramas que mide el Indec. Se destacaron las bajas en alimentos y bebidas (-3%), prendas de vestir y calzado (-10,7%) y automotriz (-8,4%). También registraron caídas textiles (-10,1%), productos de metal (-8,5%), maquinaria y equipo (-4,7%), químicos (-2%), industrias metálicas básicas (-2%) y plásticos (-0,2%).