El acto se llevó a cabo en la sede de Puán, donde uno de los creadores más influyentes del rock argentino fue celebrado con honores. La ceremonia estuvo atravesada por un clima de emoción y memoria colectiva. Como escribió el periodista y poeta Miguel Grinberg en su libro Cómo vino la mano (1993): “Charly no es un héroe, es apenas un hermano al que las cosas que conocemos le duelen tan hondo, que su modo de defenderse es crear cosas para el corazón de quien quiera”.

La iniciativa surgió desde la Cátedra de Música Popular de la carrera de Artes de la UBA, que impulsó el reconocimiento a García “por su aporte musical y por el carácter político de sus canciones en distintos momentos de la historia argentina”.
El reconocimiento también se apoyó en el rol de Charly como pionero en la consolidación del rock nacional. Según Di Cione, “en la década de 1980 el género se ‘nacionalizó’, y figuras como Soda Stereo, Miguel Mateos y Charly García se transformaron en referentes de proyección regional”.