Daniel Peberezny, Secretario Gremial y de Organización de la UTI, explicó que el reclamo tiene dos ejes: la reducción de prestaciones a los afiliados de PAMI y la falta de aumentos salariales desde el año pasado. “La inflación, el aumento de los servicios, el combustible, los pasajes y los alquileres han subido, mientras que nuestros sueldos permanecen congelados”, señaló.
Peberezny denunció que la entrega de medicamentos y pañales se ha visto severamente afectada. “Más de la mitad de los afiliados no recibe los insumos que necesita. Por ejemplo, los medicamentos gratuitos ahora tienen restricciones y la entrega de pañales a domicilio falla constantemente, dejando a los jubilados sin prestaciones esenciales durante meses”, explicó.

El referente gremial advirtió que la situación genera frustración y malestar en los jubilados, quienes “no pueden más cobrando la mínima y sin acceso a medicamentos”, aunque destacó la predisposición del personal para ayudar dentro de sus posibilidades.
Medidas de fuerza progresivas y coordinadas
Desde hace 15 días, los trabajadores comenzaron con una hora de apagón de computadoras, que luego se amplió a dos días. “Hoy evaluamos junto a los gremios hermanos cómo seguimos, y es probable que incrementemos las horas de paro”, indicó Peberezny, quien aseguró que estas acciones buscan ser medibles y coordinadas a nivel nacional para reflejar el descontento de los empleados.
Diálogo con la administración y contexto histórico
Si bien reconoció un diálogo fluido con las delegaciones locales, Peberezny señaló que “las decisiones dependen de la sede central en Capital Federal, por lo que no se avanzan en los reclamos salariales”. Con 38 años de trayectoria en PAMI, aseguró que nunca había enfrentado una situación tan crítica, comparando el contexto con intentos previos de privatización del FAMI.