Aseguran vivir una situación marcada por la inseguridad. Uno de los testimonios más firmes lo dio Oscar, panadero y dueño de la tradicional panadería El Palenque, describió el panorama: “Estamos desprotegidos, siempre cansados de los robos”.
El comerciante contó que el edificio de la cuadra fue blanco de delincuentes en al menos cinco ocasiones. El último hecho, ocurrido anoche, tuvo una particularidad: los ladrones lograron llevarse una bicicleta a través de un hueco insólito en una reja. “Ya nos robaron cinco veces en el edificio de la cuadra”, expresó con preocupación.

La problemática no se limita a este caso puntual. Según Oscar, los accesos por los techos y pulmones de manzana son habituales. “Yo también tuve un robo por el techo”, recordó, y agregó que durante los fines de semana o en horarios de poca circulación, como los sábados a la tarde, “la zona es un desierto y un peligro”.
Otro aspecto que preocupa a los vecinos es la presencia de trapitos y personas en situación de calle que se congregan en la zona desde horas de la tarde. “Empiezan a aparecer a las seis, pero en cantidad”, relató. Aunque muchos de los habitantes del barrio los reconocen, aseguran que no pueden intervenir y que la respuesta policial es insuficiente.
El panadero subrayó que la inseguridad afecta también a los estudiantes de los colegios cercanos, especialmente en el horario del mediodía. “Cuando salen los chicos del colegio también es peligroso”, indicó. Según los relatos, los patrullajes existen, pero son esporádicos y no logran disuadir los delitos.
Oscar explicó que, por su actividad diaria, se entera de cada uno de los hechos que ocurren en la zona, ya que los vecinos llegan a la panadería a compartir sus experiencias. “Toda la gente viene a contarme lo que pasa”, dijo, y resumió la sensación general: un barrio desprotegido, donde la inseguridad se volvió parte de la rutina.
Fuente: N9