Desde que el JP Morgan -el banco estadounidense en el que se formó el ministro de Economía, Luis Caputo- advirtió que el plan económico de su pupilo empezaba a perder aceite, cada semana que pasa le da al Gobierno de Javier Milei noticias más difíciles de administrar. Naturalmente, como en toda la historia corta, el recalentamiento del dólar es el que encendió las luces rojas. Como la divisa estadounidense es el precio que la Casa Rosada utiliza para mantener la inflación controlada, la suba del 14 por ciento de la divisa en julio sacudió la estantería y puso al Presidente a patinar en el discurso y los hechos. Además de reclamar que Hacienda gestione que el traspaso a precios de la devaluación no se concrete y que los supermercados rechacen listas con subas muy fuertes que ya se enviaron desde los fabricantes de canasta básica.
A mediados de la semana, Milei se reunió brevemente con Caputo para ver qué hacer. El pedido, según publica Página/12, claro: “si hay que rematar dólares y congelar la economía y los salarios, lo hacés, pero a las elecciones llegamos con un 1 por ciento de inflación”, lo intimó el Presidente. “Toto”, como Santiago, su sobrino el asesor, intentó días antes hablarle al mandatario del impacto social extendido de las políticas de ajuste. “El humor social va a ser negativo, Javier”, le hizo saber. Pero Milei no negocia. Manda. Y el resto obedece. Es ése uno de sus activos, casi indispensable en los liderazgos fuertes.
Cuentan que fueron cinco las empresas grandes que le fueron a golpear la puerta de su despacho de Hacienda al ministro Caputo. “Estamos sin poder vender, con impuestos altos. A la larga, vamos a tener que echar gente. De hecho, algunos ya lo están haciendo”, le expresaron directivos de dos alimenticias de envergadura y enviados de las automotríces Toyota y Ford. “Al Presidente esos temas no le interesan”, les devolvió, con algo de vergüenza, el ministro.
Caputo debió decirle algo similar, y en los mismos términos, a un altísimo dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) de una provincia del interior. Esta semana, su titular, Martín Rappallini, usó números oficiales para decir que las fábricas del país pierden 1500 empleos por mes por la caída de actividad. Después de un año y medio en prudente silencio, la entidad fabril parece haber encontrado razones como para empezar a marcar problemas que ya existían casi desde que Milei tomó las primeras medidas de acción directa contra los ceos industriales.
Preocupados versus ultras
A Caputo, esos datos de caída de actividad lo inquietan, aunque en público esté obligado a vender lo contrario. Los hombres de negocios que lo visitan afirman que muestra el ex Morgan algunos lapsus de racionalidad en medio del miedo que le tienen él y su equipo al Presidente Milei. Ese temor los hace actuar casi de modo religioso, una especie de escuadrón de cruzados sin posibilidad de un “pero”.
El que mejor expresa esa transformación repentina hacia una irreverencia tardía para demostrarle coraje a Milei es el titular de Finanzas, Pablo Quirno. Con raros comportamientos, discursos y exageraciones verbales, es el que sus interlocutores ven más cambiado. Quirno, que también viene de la banca especulativa y fue funcionario de Macri, parece jugar al fleje. Se lo menciona para suceder a un Caputo menos extremo, después de octubre. Milei le ve una matriz diferente, más parecida al “Coloso”, Federico Sturzenegger, a quien admira de manera ferviente. En esa línea, Quirno hace la tarea para aprobar con 10.
Tres hechos de esta semana: el primero, fue Quirno el ideólogo de echarle la culpa de la corrida del dólar a los bancos Macro, Galicia y Provincia. El segundo y más increíble por la gravedad institucional, le paró a la provincia de Santa Fe un financiamiento fuerte de la Corporación Andina de Fomento (CAF) para cubrir la deuda provincial y reparar las rutas que Nación abandonó. “Santa Fe no apoya a Milei”, dijo, para tomar esa decisión de trabar la ayuda dineraria.
En tercer lugar -quizás más light- fue el que armó, antes de entrar al stream Neura, la agitación para que, a coro y entre risas prescolares, todo Hacienda le dijera a Fantino que el dólar flota sin intervención. Logró que hasta el viceministro chileno importado, José Luis Daza, aceptara una actuación que nadie le reconoce como propia y hasta sus amigos le observan como curiosa, particular.
Después del acting, a hablar en serio
El día más caliente de la corrida, el jueves, los funcionarios de Caputo se quedaron en Neura hasta altísimas horas de la noche. Pero el mitín no terminó ahí. En un lugar que las fuentes consultadas por este diario no pudieron precisar, el equipo económico se reunió para hablar en serio.
“Tengo sueño, estoy quemado”, se rindió uno de los jovenes laderos de “Toto”. Lo dijo bajito, para que no escuche el Presidente. Cerca de las dos de la mañana del viernes se debatió si, como método para frenar la corrida, no era conveniente levantar el régimen de bandas cambiarias. Milei no lo aceptó. Quirno dijo que iba a ser dificil que el FMI le diera el OK. Caputo, casi entregado a las manos de Morfeo, no tuvo energía para decir más que un “mañana lo charlamos bien. Hoy salió a bancarnos Kristalina (Georgieva), esperemos”. Otro de los presentes se la jugó por plantear una decisión respecto a los dólares que se usan en turismo al exterior, donde también se pierden divisas a granel. La reunión se extendió ya sin Milei, que hizo un pedido: “traiganme ideas, pero la baja de la inflación la mantenemos como sea”, expresó.
El asunto allí es que Caputo hace cuentas y ve que queda un mes para las desdobladas bonaerenses y algo más de dos meses para las legislativas nacionales. Si el dólar en agosto, como cree todo el equipo económico, toca los 1420 pesos, el Gobierno se va a pasar tres meses de tensión electoral vendiendo dólares. El agro, además, ya no respalda, se acabaron los dólares grandes: en la última semana de junio, el campo liquidaba exportaciones a razón de 230 millones de dólares diarios. En los primeros quince días de julio, el ritmo bajó a 160 millones diarios. Desde el 25 de julio, fueron sólo 35 millones por día. Esta última fecha coincide con el inicio de la corrida cambiaria.
Por todo esto, Milei insiste en congelar la economía aún más y frenar la sangría, incluso, de importaciones. Las mismas que él ordenó abrir para bajar la inflación. El problema es que, con este precio de dólar, es dificil. También es complejo frenarla más de lo que está: en los últimos días, en los despachos oficiales sonaron fuerte dos alarmas. Una, la de la encuesta de la brasileña Atlas Intel, la que acertó el triunfo de Milei, que manifiesta que casi 7 de 10 personas están defraudadas con la escena económica.
La otra, el semáforo de actividad que elabora la Bolsa de Comercio de Rosario. En junio, el indicador (que incluye construcción, industria, agro, ventas minoristas, salarios registrados y situación del empleo), quedó pintado de color rojo en un 99 por ciento. Todos los números en negativo. En sólo un año y medio, 15 empresas grandes se fueron del país por la crisis de ventas y los altos costos. Esta semana cayeron Celulosa Argentina; Dass, la fabricante de Adidas; y la fábrica de pulóveres marplatense Mauro Sergio. Ya hace frío, no hay dudas. Un frío que amenaza con una Navidad blanca en el hemisferio sur. Una rareza que puede ocurrir.
Fuente: Página 12